Ángel Guerra: 121

Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo IV – Ensueño dominista de Benito Pérez Galdós III Don Juan absorto y Guerra fascinado paráronse en la puerta de la calle, y se miraron. «Pero diga usted, D. Ángel, esta monjita ¿tiene en el cuerpo algún serafín con borla de doctor?» -¡Dios mío!... tiene el Espíritu Santo, el Verbo, la Santísima Trinidad, o qué sé yo. -Comprendo la atracción espiritual, la influencia... Mucho cuidado, amigo. ¿No teme usted el vértigo? -Si no fuera, como es, la santidad misma, temería... Pero... Concluirá por hacer de mí un pedazo de santo. Ya no tengo ideas, ya no tengo planes. Ella se encarga de pensar por mí. En la esfera del pensamiento, yo no soy yo, soy ella. Ya lo ve usted: me da forma, como si yo fuera un líquido y ella el vaso que me contiene. -¡Qué cosas! (Suspirando.) Y no es el primer caso. ¡Qué agudeza de mujer, qué suavidad para insinuarse! Parece que funda el amigo y quien funda es ella. ¡Canario con el...

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