Ángel Guerra: 120

Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo IV – Ensueño dominista de Benito Pérez Galdós II Dejó pasar Casado el buen efecto que en los dos escuchantes produjeron las exaltadas razones de Guerra, y prosiguió luego su analítica información. «Pues ahora, mudémonos el sexo. Ya no soy quien soy: ni pordiosero de las calles, ni perdulario ni asesino, y me convierto en señora. Supongo que en lo fundamental regirá del lado de las mujeres la misma ley que del lado masculino. Vamos, que las hermanas viven en celdas, y abandonan su cuartito y su cama a la primera mujer que llega de la calle; que comen en un gran refectorio, cuyos puestos ocupan hasta que... -Exactamente. -Y del lado femenino habrá niños de pecho, otros ya crecidillos, y no faltarán biberones para los primeros y escuela para los segundos. Todo ello se cae de su peso. Pero vamos allá: figurémonos que yo soy una mujerona de rompe y rasga, que creyéndome arrepentida, o estándolo de veras, o fingiéndolo,...

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