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Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo III – Caballería cristiana de Benito Pérez Galdós XII Señalan las crónicas al llegar a este punto dos hechos de suma importancia. Primero: que comió el señor de Guadalupe y Turleque con buen apetito. Segundo: que Jusepa le dio bastante mal de almorzar, guardando los bocados mejores para quien ella sabría. Iba llenando con ellos un cesto, en el rincón de su alacena, hasta que llegaba la hora de tomar soleta hacia la Degollada. La circunstancia de andar por allí bastantes jornaleros sacando piedra, amén de los que trabajaban en la explanación, favorecía de una parte las escapatorias de la villana, y de otra ponía en grandísimo peligro al majo madrileño, pues no era fácil que con el continuo pasar de gente pudiese guardar el acónito, como decía Jusepa. Pero de tal modo se habían despertado las facultades de ésta, juntamente con su energía afectiva, que discurrió los arbitrios más ingeniosos para rodear al D. Álvaro...

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