Ángel Guerra: 090

Ángel Guerra Tercera parte - Capítulo I – El hombre nuevo de Benito Pérez Galdós III La primera persona a quien Guerra confió el secreto de su resolución fue D. Tomé, en la estrecha sacristía de San Juan de la Penitencia, después de misa; y tan de sorpresa cogió al capellán la revelación, que su linfático temperamento no pudo recibirla con el asombro y júbilo que parecían del caso. Un rato estuvo el hombre suspenso y como entontecido, soltando monosílabos que más bien expresaban susto que otra cosa, y por fin dio rienda suelta a su alegría, poniéndose a punto de llorar de gozo. «Supongo -dijo a su amigo-, que entrará usted en el Seminario». Guerra no supo qué contestar. No había pensado entrar en el Seminario, ni creyó que tal entrada fuese menester. Asustole la idea de someterse a disciplina escolástica, y convertirse en motilón aunque por poco tiempo, y su mal domado carácter dio un brinco, haciéndole decir: «¿Al Seminario? No será preciso:...

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