Ángel Guerra: 082

Ángel Guerra Segunda parte - Capítulo VI – Bálsamo contra bálsamo de Benito Pérez Galdós III Puntual a la cita, Ángel penetró en el antro Babélico a las tres de la tarde. Recibiéronle Dulce y doña Catalina, que se creyó en el deber de poner unos morros de a cuarta, temerosa de nuevas complicaciones. Pero la buena señora, que ya había observado en su hija cierta tranquilidad al dar cuenta del encuentro en la parroquia y de la anunciada visita, notó con asombro que la recibía sin visible alteración. A poco de cambiarse las fórmulas de urbanidad y las primeras manifestaciones referentes a la salud, Dulcenombre, con perfecto aplomo y semblante risueño, se dejó decir esto: «Ya estoy curada, curada de todo, de todo; fíjate bien. El Santísimo Cristo de las Aguas se ha portado conmigo como un caballero, concediéndome lo que con tanta devoción le pedí». -Me alegro mucho -dijo Guerra-. Dios no abandona a quien con fe y amor se pone en sus manos. -Justo; y...

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