Ángel Guerra: 063

Ángel Guerra Segunda parte - Capítulo III – Días toledanos de Benito Pérez Galdós IV Ángel recomendó a D. Pito que no chistase, y subieron y encendieron luz. Ocurriósele entonces a Guerra albergar a su huésped en el cuarto donde Palomeque guardaba el carcomido fruto de sus investigaciones arqueológicas, al extremo del pasillo alto, en sitio fácilmente abordable. Andando de puntillas, condújole al museo, después de darle una buena manta para que se abrigase. Al marino le pareció de perlas el camarote, y se acomodó en una especie de tablado o rimero de maderas viejas que, según él, debían de ser del desguace del arca de Noé. En peores camas había dormido el hijo de su madre, paseando sus huesos de mundo en mundo y de mar a mar. Envolviose en la manta, y a roncar como un caballero. Buenas noches. Al acostarse, Ángel se reía pensando en el bromazo que iba a dar a D. Isidro, y en la sorpresa de éste, por la mañana, cuando fuese a echar el primer vistazo,...

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