Ángel Guerra: 061

Ángel Guerra Segunda parte - Capítulo III – Días toledanos de Benito Pérez Galdós II Las más de las tardes iba Guerra a ver a Leré, quien le recibía en el patio, delante de la puerta que daba al otro patio que fue morisca alfagia, y era ya corral de vecindad, donde hormigueaba un pueblo indigente y pintoresco, entre destrozados arcos de herradura y podridas vigas con restos de alharaca. Justina se hallaba casi siempre presente, y si el tiempo se ponía malo, o lloviznaba, se metían todos en el cuarto bajo, donde estaba el monstruo, a veces encima de la mesa, a veces en el suelo, acurrucado en una estera. En dicha sala había un piano decrépito, horizontal, de teclas amarillas y cansadas, tan opaco de sonidos, que estos parecían fantasmas de notas. En aquel veterano instrumento se educó el colosal ingenio músico de Sabas, el hermanito de Leré. Los chiquillos de Justina enredaban sin sosiego; el monstruo mugía de vez en cuando. La sociedad que amenizaba la...

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