Anaconda: 10
Anaconda
de Horacio Quiroga
Capítulo X
El personal del Instituto velaba al pie de la cama del peón
mordido por la yarará. Pronto debía amanecer. Un empleado se
asomó a la ventana por donde entraba la noche caliente y creyó
oír ruido en uno de los galpones. Prestó oído un rato y dijo:
-Me parece que es en la caballeriza... Vaya a ver Fragoso.
El aludido encendió el farol de viento y salió, en tanto que los
demás quedaban atentos, con el oído alerto.
No había transcurrido medio minuto cuando sentían pasos
precipitados en el patio y Fragoso aparecía, pálido de sorpresa.
-¡La caballeriza está llena de víboras! -dijo.
-¿Llena? -preguntó el nuevo jefe-. ¿Qué es eso? ¿Qué pasa?
-No sé...
-Vayamos...
Y se lanzaron afuera.
-¡Daboy! ¡Daboy! -llamó el jefe al perro que gemía soñando bajo
la cama del enfermo. Y corriendo todos entraron en la
caballeriza.
Allí, a la luz del farol de viento, pudieron ver al caballo y a la
mula debatiéndose a patadas contra...
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