Ana Karenina VII: Capítulo XXIV
Ana KareninaSéptima parte: Capítulo XXIV
de León Tolstoi
–¿Qué, te has divertido? –preguntó Ana, con expresión tímida y dócil, saliendo al encuentro de Vronsky.
–Como siempre –repuso él.
Por el tono y la actitud de Ana comprendió Vronsky inmediatamente que se hallaba en uno de sus mejores momentos y, aunque ya estaba acostumbrado a los cambios en el carácter de su amada, se alegró, porque también él se sentía particularmente contento y de excelente humor.
–¿Qué veo? –comentó con voz y ademanes alegres, señalando con satisfacción los baúles, que estaban preparados, Eso sí que está bien.
–Sí, tenemos que marcharnos de aquí –explicó Ana–. He salido a dar un paseo y he gozado tanto, que he sentido deseos de volver al campo. ¿No tienes tú aquí nada que te retenga?
–Sólo deseo eso, irnos al pueblo. Vengo en seguida y hablaremos. Ahora voy a cambiarme de ropa.
Ordena que me sirvan el té.
Y Vronsky pasó a su gabinete.
Al quedarse...
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