Ana Karenina V: Capítulo XXX
Ana KareninaQuinta parte: Capítulo XXX
de León Tolstoi
Entre tanto, Basilio Lukich que, al principio no había comprendido quién era aquella señora, suponiendo por la conversación que aquella era la esposa que había abandonado a su marido, y a la que no conocía, por no estar ya en la casa cuando él llegara allí, dudaba si debía entrar o no y si procedía avisar a Karenin.
Pensando, al fin, que su deber era despertar diariamente a Sergio a una hora fija y que para hacerlo no debía preocuparse de quien estuviese allí, fuera su madre o cualquier otra persona, ya que a él sólo le incumbía cumplir su obligación, Basilio Lukich vistióse, se acercó a la puerta y la abrió.
Pero las caricias de madre a hijo, el tono de su voz y lo que se decían, le forzó a cambiar de decisión. Movió la cabeza y cerró la puerta, con un suspiro.
«Esperaré diez minutos más», se dijo, tosiendo y secándose las lágrimas.
Entre los criados, mientras tanto, reinaba gran agitación...
Está viendo el 9% del contenido de este artículo.
Solicitud de acceso
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
ACCESO COMPLETO
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
SIN PUBLICIDAD
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
ACTUALIZACIÓN
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales:
Enseñanza
Bibliotecas públicas