Ana Karenina V: Capítulo XXIII

Ana KareninaQuinta parte: Capítulo XXIII de León Tolstoi A la condesa Lidia Ivanovna la habían casado con un hombre rico, noble, más bueno que noble y más libertino que bueno. Ella era entonces una muchacha muy joven aún y de naturaleza exaltada. Al segundo mes, su marido la dejó, respondiendo a sus efusiones de ternura con la burla y hasta muchas veces con una hostilidad que los que conocían el buen corazón del Conde y no veían defecto alguno en el carácter entusiasta de Lidia, no podían comprenden. Desde entonces, aunque no divorciados, vivían aparte, y cuando el marido hallaba a su mujer la trataba con una emponzoñada ironía cuya causa era difícil comprender. Hacía tiempo que la Condesa había dejado de amar a su marido, pero desde entonces siempre había estado enamorada de alguien. Con frecuencia estaba enamorada de varias personas a la vez, tanto de hombres como de mujeres, generalmente de los que destacaban por una determinada actividad. Se enamoraba de...

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