Ana Karenina III: Capítulo XXI

Ana KareninaTercera parte: Capítulo XXI de León Tolstoi –Vengo a buscarte. Tu aseo ha durado hoy mucho ––dijo Petrizky–. ¿Qué? ¿Has terminado? –Sí –respondió Vronsky, sonriendo sólo con los ojos y atusándose las puntas del bigote con tanto esmero como si, después del orden en que había dejado sus asuntos, cualquier movimiento brusco pudiese destruirlo. –Tras esa ocupación quedas siempre como después de un buen baño –siguió Petrizky–.Vengo de ver a Crisko –llamaba así al coronel del regimiento–, que lo está esperando. Vronsky miraba a su compañero sin contestarle, pensando en otra cosa. –¡Ah! ¿Viene de su casa esta música? –preguntó, sintiendo las notas del trombón, en valses y polkas, que llegaban a sus oídos–. ¿Dan alguna fiesta? –Es que ha llegado Serpujovskoy. –¡Ah, no lo sabía! –dijo Vronsky. Una vez decidido que era feliz con su amor, sacrificando a él su ambición, Vronsky no podía sentir ni envidia de...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información