Ana Karenina I: Capítulo XXVIII

Ana KareninaPrimera parte: Capítulo XXVIII de León Tolstoi El día siguiente del baile, por la mañana, Ana Karenina envió un telegrama a su marido anunciándole su salida de Moscú para aquel mismo día. He de irme, he de irme –decía explicando su repentina decisión a su cuñada en un tono en el cual parecía dar a entender que tenía tantos asuntos que le esperaban que no podía enumerarlos–. Sí, es preciso que me vaya hoy mismo. Esteban Arkadievich no comió en casa, pero prometió ir a las siete para acompañar a su hermana a la estación. Kitty no fue; envió un billete excusándose con el pretexto de una fuerte jaqueca. Dolly y Ana comieron solas con la inglesa y los niños. Éstos, fuese que no tuvieran el carácter constante, fuese que apreciaran en su tía Ana un cambio con respecto a ellos, dejaron de repente de jugar con ella y se desinteresaron en absoluto de su partida. Ana pasó la mañana ocupada en los preparativos del viaje. Escribía notas a sus amigos...

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