Ana Karenina I: Capítulo XXVII
Ana KareninaPrimera parte: Capítulo XXVII
de León Tolstoi
La casa era grande y antigua, y aunque Levin vivía solo la hacía calentar y la ocupaba toda. Era una casa absurda y errónea que estaba en pugna con sus nuevos planes de vida, lo veía bien; pero en aquella casa se encerraba para él todo un mundo: el mundo donde vivieron y murieron sus padres. Ellos habían llevado una existencia que a Levin le parecía la ideal y que él anhelaba renovar con su mujer y su familia.
Apenas recordaba a su madre. La evocaba como algo sagrado, y en sus sueños su esposa había de ser la continuación de aquel ideal de santa mujer que fuera su madre.
No sólo le era imposible concebir el amor sin el matrimonio, sino que incluso en sus pensamientos imaginaba primero la familia y luego la mujer que le permitiera crear aquella familia. De aquí que sus opiniones sobre el matrimonio fueran tan diferentes de las de sus conocidos, para quienes el casarse no es sino uno de los asuntos corrientes...
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