Ana Karenina I: Capítulo XV

Ana KareninaPrimera parte: Capítulo XV de León Tolstoi Cuando todos se hubieron ido, Kitty contó a su madre la conversación sostenida con Levin. Pese a la compasión que éste le inspiraba, se sentía satisfecha de que hubiese pedido su mano. Estaba segura de haber obrado bien. Pero, una vez acostada, tardó mucho en dormirse. La imagen de Levin, con el entrecejo arrugado y los ojos bondadosos, contemplándola triste y abatido, mientras escuchaba a su padre y miraba a Vronsky que hablaban juntos, no se apartaba de su mente; y sentía tanta compasión de él que las lágrimas acudieron a sus ojos. Pero luego pensó en el hombre a quien había preferido, evocó su rostro tranquilo y decidido; la noble serenidad y la benevolencia que emanaban de su semblante, y volvió a sentirse alegre y feliz. «Es triste, es triste, pero, ¿qué puedo hacer? Yo no tengo la culpa», se decía. Una voz interior le aseguraba lo contrario. No sabía si se arrepentía de haber atraído a Levin o...

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