Amalia: 51

Amalia: Continuación del anterior Cuarta parte, Capítulo 10 de José Mármol Era en efecto Daniel Bello el que había entrado al salón de Rosas; y después de atravesar por entre los concurrentes dando fuertes apretones de mano a derecha e izquierda, fue a hacer sus reverencias a Manuela y a las federales damas de su corte. Daniel llegaba vestido a la rigorosa moda de la Federación; es decir, venía de chaqueta, chaleco punzó, grandes divisas y sin guantes. Pero la chaqueta estaba perfectamente cortada, con doble botonadura, y vueltas de terciopelo negro en las mangas; sus botas eran de lustroso charol, su chaleco de rico casimir; sus manos eran delicadas, manos mujeriles puede decirse, y su cara la que le conocemos: bella, inteligente y sobre cuya sien pálida caían sus lacios y lustrosos cabellos, más oscuros que sus ojos castaños, que a veces, con la luz vivísima de su mirada, parecían ser del gris semioscuro de los ojos de Cristóbal Colón, según nos los describe...

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