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Amalia: Sor Marta del Rosario Cuarta parte, Capítulo 6 de José Mármol En un pequeño banco de piedra, en el centro de un bosque de naranjos de Tucumán, sentada estaba Sor Marta del Rosario, abadesa de las Capuchinas, y Sor María del Pilar; mientras otras monjas paseaban por el jardín cercano al muro del convento, que da a la calle del Tacuarí. Sor María del Pilar leía con mucha atención un papel: y, concluida que fue su lectura, dijo a la madre abadesa: -Está como de mano, Sor Marta. -Dios nos ilumina, Sor María, cuando tenemos que cumplir su voluntad -contestó la madre abadesa-. Pero quiero que lo lea fuerte. Puede ser que se me haya olvidado alguna cosa. Sor María volvió a desdoblar el papel y leyó: Jesús Excelentísimo Señor. Demos gloria al Soberano Dios de los ejércitos cuyo brazo poderoso sostiene y vigoriza las huestes de Vuecelencia para que reporte tan repetidos triunfos: en nombre de este nuestro buen Dios y de la Santa Comunidad, doy a Vuecelencia...

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