Amalia: 30

Amalia: Monólogo en el mar Tercera parte, Capítulo 5 de José Mármol A las diez de la noche, la ballenera de Mr. Douglas partía como una flecha, o más bien se deslizaba como un pájaro acuático sobre las olas de la hermosa bahía de Montevideo; y a las once se había perdido a la vista de los buques más lejanos del puerto, sumergida allá entre el horizonte lejano del gran río, alumbrado por los rayos de plata que vertía de su tranquila frente la huérfana viajera de la noche. Envuelto en su capa, reclinado en la popa de la ballenera, Daniel ya no fijaba sus ojos impacientes en la joven ciudad de la orilla septentrional del Plata, como lo había hecho veinte y cuatro horas antes: los tenía fijos en la bóveda azul del firmamento, sin ver, sin embargo, los vívidos diamantes que la tachonaban, abstraído su espíritu en las recordaciones de su corta pero aprovechada residencia en Montevideo. -«Restemos, porque la política tiene también sus matemáticas -se decía a...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información