Amalia: 27

Amalia: Conferencias Tercera parte, Capítulo 2 de José Mármol Daniel dejó su capa, su sobretodo y sus pistolas en una pequeña antesala, arregló un poco su cabello, y pasó a la sala donde el señor Martigny, al lado de la chimenea, leía algunos periódicos. Los ojos del agente francés, joven aún y de una fisonomía distinguida, estudiaron por algunos segundos la inteligente y expresiva de Daniel, pálida y ojerosa entonces, y no pudo menos de revelar cierta sorpresa que no pasó inapercibida de Daniel: éste quiso entonces dar su primer golpe sobre el espíritu del señor Martigny, y al cambiarse con él un apretón de mano, le dijo en perfecto francés, sonriéndose, mostrando bajo sus labios gruesos y rosados sus hermosos y blanquísimos dientes: -Os sorprendéis, señor, de hallar tan joven a vuestro viejo corresponsal, ¿no es así? -Pero esa sorpresa cede el lugar a la que me causa vuestra penetración, señor... Perdonad que no os dé vuestro nombre: pues que para...

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