Amalia: 22
Amalia: Promesas de la imaginación
Segunda parte, Capítulo 9
de José Mármol
-A la plaza Nueva -dijo Daniel a su cochero inglés, que hizo partir los caballos a gran trote dirigiéndose al lugar indicado para dejar en él a Don Cándido, que, como se sabe, vivía a pocos pasos de allí; y luego los dos jóvenes, seguidos de sus criados, entraron en la casa de Daniel.
Por la sala de ella iba Daniel, y ya su levita estaba desabrochada, y deshecho el lazo de su corbata, para no perder sino el muy necesario tiempo en cambiar su traje ordinario en uno de baile; que para aquella organización inquieta, para aquella existencia tormentosa no había en el tiempo un solo minuto inútil, pues todos estaban consagrados a la actividad de su inteligencia y de su corazón.
-Piensa que no puedo seguirte a ese paso -le dijo Eduardo, que sólo con gran dificultad andaba.
-Piensa que son cerca de las doce; y que a esa hora deben entrar Amalia y mi Florencia al baile; y que yo debo estar allí...
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