Amalia: 16

Amalia: Treinta y dos veces veinte y cuatro Segunda parte, Capítulo 3 de José Mármol -¡Despacio, Daniel, más despacio, porque me ahogo! -dijo Don Cándido al llegar a la esquina de la calle de Chacabuco. -Adelante, adelante -le contestó Daniel, doblando por esa calle, tomando en seguida la de San Juan, y enfilando luego la de las Piedras. -Bien -dijo entonces Daniel, acortando el paso-, ya hemos maniobrado en cuatro calles, y es demasiado gordo el buen fraile para que no hubiera reventado ya, en caso de que el diablo le hubiera hecho salir por la bocallave de la puerta. -¡Qué fraile!; ¡Daniel, qué fraile!-exclamó Don Cándido, aspirando todo el aire que podía caber en sus pulmones, y apoyándose, al caminar, en su inseparable caña de la India. -¡Oh, mi buen amigo, usted no lo conoce todavía! -Y Dios me libre de conocerlo jamás. -¿Un sacerdote con cuchillo, eh? -Sí, Daniel; pero convendrás en que nos hemos portado maravillosamente. -¡Pues! -Yo me he...

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