Amadeo I : 5

Amadeo I : 5 de Benito Pérez Galdós Sabréis, amigos, que mi conquista de aquellos días (que no consigno por orden numérico porque he perdido la cuenta) me deparó una moza bravía y algo hombruna, morena y agitanada, más alta que yo en cuarta y media, gallardísima, de ojos bonitos y más bonitos morros, la cual me juró amor eterno y fidelidad, siempre que yo le mantuviese el pico y con decencia la vistiera, sin interrupciones de ayuno y desnudez. Trájome Celestina aquella hermosa bestia, diciéndome que era su prima, y yo le di el gobierno de mi casa y la soberanía de mi persona. Vivíamos felices. Felipa, que así se llamaba, natural de las Peñas de San Pedro, era una fuerte trabajadora en los menesteres más duros de la vida doméstica; lavaba la ropa y los suelos y toda la casa con verdadero frenesí; guisaba con abuso de especias y picantes, y hablaba con estridor de gritos y libérrimo...

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