Además del frac: 8

Además del frac - Capítulo 8 de Felipe Trigo «Bien. Hoy me pego un tiro» -acabó de resolver, mirando en aquel escaparate los revólvers y pistolas. Entró y compró un revólver. Excelente. Quince duros. ¿Por qué, si había tirado tanto en lujos de idiotez y de boticas, no gastarse esto en el lujo de su muerte? Tomó inmediatamente un coche y se hizo llevar a la Moncloa. Allí lo despidió y se sentó en un banco de la profundidad de los jardines. Triste, lúgubre, con una horrenda visión clara del pasado, como todos los suicidas, se puso a hacer su última justificación de lo fatal. Veía, adivinaba el pueblo, hundido en las distancias, sencillo e inocente con su dulcísirno crepúsculo en esta bella tarde de Febrero. Él, con disparates y mentiras, se había restado del mundo y de Torrecilla del Pardal. Nunca habría pensado que le fuesen tan funestos aquellos automóviles que espantaron a los burros de la loza. Cadena de sandeces sus amores, su bufete, su farmacia....

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