A un río helado
A un río helado
de Pedro Calderón de la Barca
Salid, ¡oh Clori divina!
al Tormes, que ofrece hoy
fija puente a vuestra planta
su inquieto cristal veloz.
Esta vez pudo el diciembre
lo que mil pudisteis vos,
que tienen fuerza de escarcha
poderes de admiración.
No su nieve a vuestra vista
quieto el cristal se paró,
que si aquí suspende el hielo,
hiela aquí la suspensión.
Salid, que el río os espera,
que juzga discreto hoy
la suela del chapín vuestro
corona ya de favor.
Y pues su honor os aclama,
restituireisle su honor,
si cuando le huellan tantos
vos corona suya sois.
Sobre la cama de campo
solícito el aquilón
tiende sábanas de nieve,
do se acuesta enfermo el sol.
Desmayos pues de sus luces
mejóranse en vuestras dos,
que mayores rayos visten
en eclíptica menor.
Bien que en tantos cielos puestos
como deidad superior,
los que son rayos de luz,
de fuego fulmináis vos. ...
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