A fuego lento: 25

A fuego lento de Emilio Bobadilla Capítulo XIII El Círculo Voltaire estaba en la rue Laffite. Desde lejos se le distinguía por los dos grandes faroles que esclarecían la entrada. A la izquierda de la puerta principal había una sala de recibo que se poblaba, al caer la tarde, de cocotas que iban en busca de sus amantes o de jugadores gananciosos. Traspuesto el vestíbulo y empujando una mampara de cristales, se llegaba a un salón oriental tapizado de rojo y rodeado de columnas. En el centro se erguía, sobre empinado pedestal, una estatua de bronce con un candelabro de cinco bujías, ceñida en la base por un diván circular de cuero junto a cada columna había un jarrón con plantas tropicales. A la izquierda se abría una sala con una mesa de cuatro asientos, provista de carpetas y avíos de escribir, y no lejos, en una mesa arrimada a la pared, se amontonaban los periódicos del día. Sobre aquella mesa sólo se escribían angustiosas epístolas en demanda de dinero. No...

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