A fuego lento: 14

A fuego lento de Emilio Bobadilla Capítulo II -¿Qué te parece la marquesa? -dijo Alicia a Baranda, metiéndosele de rondón, como solía, en el gabinete de consultas. -¿Qué ha hecho? -preguntó el médico con extrañeza. -Pues pedirme doscientos francos. -¿Y qué hiciste? -¿Qué iba a hacer? -Pues decirla rotundamente que no. ¿Te parece bien que yo me pase aquí los días trabajando para que vengan esas perdularias...? -No, la marquesa no es una perdularia. -El otro día fue la Presidenta. Mañana será misia Tecla. Esto no puede seguir así. -Ya empezó el sermón -dijo Alicia. -Te he prohibido que recibas a esa gentuza que nadie sabe de dónde viene ni qué hace en París. -Pues hace lo que todo el mundo: divertirse. ¿Qué hacían, con efecto, en París aquellos idiotas, groseros, chismosos y presumidos? Ir al Prentán o al Lubre, como ellos decían, pasearse en coche por el Bois, visitarse entre sí para comentar las noticias que recibían de sus respectivos países,...

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