¡4032!

¡4032! de Godofredo Daireaux Don Evaristo López, español, madrileño, después de haber gozado, en su tierra, de respetable fortuna, malograda en los pasatiempos que, por todas partes, proporcionan a la gente, en diversas formas, los juegos de azar, había venido a caer, arrollado por la mala suerte, como hoja seca por el viento, en el pueblo de General Álvarez, recién fundado sobre una estación de la línea de Buenos Aires al Pacífico, estableciendo allí una modesta agencia de venta de billetes de lotería, en combinación con una casa de la capital. Soltero, hombre ya de pocas necesidades y de menos ambiciones, incapaz de comprender que la lotería más segura es el trabajo asiduo y prudente, invertía en billetes casi todo el importe de su comisión sobre las tres decenas que alcanzaba a vender, reservándose siempre, entre otros, un quinto del mismo número, el 4032, al cual guardaba, desde cierto sueño que había tenido, una fe ciega. Ese día, estaba don Evaristo...

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